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Las formas inesperadas en que la maternidad me cambio

  • unatalanaysupizcad
  • Apr 8, 2022
  • 8 min read


Les quiero contar que nunca fue mi sueño ser Mamá, es más cuando era chiquita no jugaba a serlo. Pero siendo sincera a veces me entraba un pensamiento loco acerca de la posibilidad de convertirme en madre, un día muy lejano –para mí era algo que nunca llegaría por mi diagnóstico médico, me dijeron a los 18 años que era casi imposible tener hijos ya que tenía unas complicaciones que lo impedirían- quizás fue por eso, por lo que me mentalice desde muy joven que los hijos no eran una parte importante de mi futuro. Pero cuando pensaba en esa posibilidad o veía a mis amigas convertirse en madres, siempre pensé que la maternidad iba a ser diferente para mí. Pensaba que involucraría a mis hijos en mi trabajo, vida, viajes y continuaría mi vida como si nada con un bebe acuestas. También pensé que no sería una de esas mamás que siempre se preocupan o se sienten culpables cuando no están con sus bebes, creo que la vida me tenía una sorpresita guardada.

Cuando supe de la llegada de mi hijo me asustaba solo pensar en las palabras “tu vida va a cambiar” y no voy a mentir, ahora no tan solo no tengo tiempo para preocuparme por esas palabras o pensar en que tan limpia esta mi casa, también tengo menos energía y vivo en un completo caos. Mi vida es muy diferente de lo que pensé que sería y, al final, no podría estar más agradecida de haber estado tan equivocada sobre cómo sería la maternidad para mí, ya que soy una mejor versión, más feliz, más segura de mi misma y eso es lo más maravilloso del mundo.

Antes de convertirme en mamá, no entendía completamente el trabajo, la energía y el sacrificio que implicaba. Sinceramente, pensé que las mamás que se quedaban en casa trataban de hacer que todo pareciera más difícil de lo que era para sentirse mejor. Mi mamá fue una madre adolescente y fue también madre soltera, ella me cuido toda la vida y nunca escuche que se quejara, así que pensé que ser madre no podría ser tan difícil, ¿verdad? Suena terrible escribir esto, pero esa mentalidad te muestra cómo NO valoramos a las mujeres y las madres solteras.

Me he encontrado pensando mucho en la maternidad, especialmente este último año. En general pienso que las mamás que se quedan en casa con sus hijos a menudo luchan con su papel y su contribución financiera al hogar. Las mamás que trabajan fuera del hogar sienten culpa por no pasar suficiente tiempo con sus hijos, ya que últimamente el éxito se define por un salario y ascender en la carrera que hemos elegido. Me puse a pensar acerca del papel de cuidadora y no es algo que valoremos como deberíamos, como también el trabajo de las madres solteras y el poco crédito que les damos.

Aquí voy con las formas inesperadas en que la maternidad me ha cambiado.

Entendí lo que es importante para mí.

Antes de convertirme en mamá, me sumergí por completo en mi trabajo, me definía. No sabía cómo apagarlo y desenchufarme, eso todavía no es lo que mejor se me da, pero estoy mejorando mucho. Antes salía, iba a cenar y una vez acababa volvía a la computadora para seguir trabajando. El éxito profesional y lo que otros pensaban de mi como trabajadora significaba demasiado y eso no me permitía tener tiempo para bajarle a la velocidad. Esto no quiere decir que nada importaba antes de tener a mi hijo, porque eso no es cierto. La vida puede ser plena y significativa sin importar el camino que tomes, pero convertirme en madre me abrió los ojos de muchas maneras y finalmente, el diagnóstico de salud que tuve hace unos meses me obligaron a hacer algunos cambios necesarios a mi vida.

Las cosas que realmente importaban cambiaron totalmente. La forma en que priorizo mi felicidad, deseos y necesidades es muy diferente a la de mi primer año y medio de maternidad o a la de esa tal Ana antes de ser mamá, porque he aprendido que cuidarme me convierte en una mejor madre para mi hijo.

Mis prioridades cambiaron

Antes de que tuviera a mi niño, como dije anteriormente trabaja sin parar. No estaba feliz, ni tampoco infeliz trabajando tanto, pero no creía que el cambio fuera posible. Cuando quede embaraza y fui tratada como ALTISIMO RIESGO, me vi obligada a detener todo y concentrarme completamente en ese bebe que venía en camino, no quería que le pasara absolutamente nada malo, porque desde que me di cuenta que estaba en mi vientre, se convirtió inmediatamente en mi prioridad y por ese motivo aleje al papa del niño por unos meses, porque el estrés que él traía a mi vida le hacía mal a mi chiquito. También cambie responsabilidades en mi trabajo lo cual fue una decisión difícil de tomar. Ahora dos años y medio después de ser madre, estoy en el mejor lugar en el que he estado en mucho tiempo, quizás no tenga tantas responsabilidades en mi trabajo, ni el presupuesto ilimitado para los lujos materiales que tenía antes, pero aún puedo darme gustos y me siento orgullosa que a mi hijo no le falta nada, le puedo comprar lo que me apetece. Sé lo afortunada que soy de no tener que trabajar a tiempo completo en una oficina y tener un horario flexible, así mi hijo solo tiene que ir medio tiempo a su colegio y yo puedo compartir al máximo con él, sinceramente no me he perdido ningún momento importante y por eso estoy agradecida. Aprendi a disminuir la velocidad y poder disfrutar de momentos especiales con mi hermoso hijo.

Empecé a trabajar en Mi y en mi ansiedad.

La ansiedad es algo con lo que hace algunos años vengo luchado, pero como madre, me vi obligada a controlarla porque la preocupación constante viene con el nuevo territorio y no es una forma de vivir. Me estoy cuidando mejor y haciendo de mi salud mental una prioridad (como todos deberíamos). Empecé a ver a mi terapeuta nuevamente hace más de un año, como he contado anteriormente, los últimos 12 meses han sido tremendamente difíciles por muchas cosas, la principal fue la cobardía del padre de mi hijo al abandonarlo, eso me mando en una depresión severa con un cuadro de ansiedad absoluta, pensé que me moriría de desilusión y de un corazón roto. Y como dicen por ahí “cuando llueve, no para”, luego me diagnosticaron con una enfermedad en mi tiroides y una esófagitis aguda, estas tres cosas mezcladas fueron muy difíciles para mi salud mental y me toco recurrir a tomar medicamentos para controlar mi ansiedad y mi depresión severa. Como madre, siempre me preocuparé por el niño que camina a mi lado y estoy aprendiendo a sobrellevarlo mejor a través de la terapia y la fuerza que me da mi chiquitín para afrontar cualquier cosa que la vida me pueda arrojar. Y aunque la medicina me ayudo demasiado esos meses, hoy estoy orgullosa de decir que llevo ya mucho tiempo sin antidepresivos, mientras aun lidio con mis problema de salud y con la irresponsabilidad del desteñido.

Tengo más confianza en mi

Solía ​​cuestionar cada decisión y pasaba demasiado tiempo preocupándome por lo que los demás pudieran pensar de mí. Cuando te conviertes en madre, algo cambia a medida que adquieres más confianza en tu papel como mamá. No hay tiempo para preocuparse por lo que otras personas puedan pensar sobre la forma que crías a tu hijo. Hay un efecto dominó, comencé a sentirme más segura con las decisiones que tomo, las relaciones con los demás e incluso mi estilo: decorar mi casa, lo que uso, etc. La confianza en mí misma tomó tiempo. Por primera vez, me veo tan diferente, tan segura que hasta empecé este blog y eso es una de las cosas más hermosas que me han pasado.

Aprendí que el perfeccionismo no es algo tan importante y tan vital en mi vida.

Pre-hijo, mi casa siempre tenía que verse y oler perfectamente. Las sillas siempre estaban bien puestas debajo de la mesa, nada en los mostradores, las camas perfectamente hechas –con mis ochocientos cojines- la ropa siempre estaba lavada y doblada, mi espejo súper limpio, la pieza de mi hijo estaba completamente decorada antes de nacer, todo en mi casa estaba perfectamente ubicado. Ahora hay cosas por todas partes, mi casa aún está limpia y huele bien, pero las cosas ya se acumulan, las camas a menudo se deshacen y mis ochocientos cojines están en el suelo la mayoría de veces, ya que a mi pequeño humano no le gustan, la ropa toma más tiempo para doblarse, pero me di cuenta que eso no es el fin del mundo.

Soy mucho más amable conmigo misma

Ser mamá de un niño me hizo cambiar la forma en que me trato a mí misma, mi diagnóstico de salud también me hizo cambiar mucho esta manera de pensar. Cuando tenía veinte tantos años, me esforcé hasta el punto de enfermarme, trabajaba hasta tarde, tenía dos trabajos, iba al gimnasio, corría 5k cada 15 días, me hacia cualquier tratamiento estético para verme perfecta y rara vez experimentaba tiempo de inactividad, era como una hormiguita. Lo que menos quiero es darle la impresión equivocada a mi hijo de cómo tiene que mirar a una mujer. No le quiero meter ideas en la cabeza de que las mujeres tenemos que ser perfectas, quiero que vea a las mujeres reales y eso empieza desde casa. Me encanta cuidarme, ahora más después de lmi problema de tiroides. Suelo estar regía, siempre tengo mis uñas arregladas y mi pelo bien peinado –cuando tengo rayos que es la mayoría de tiempo desde hace años- los tengo bien mantenidos, personalmente no me gustan los pelos con raíz, uno se ve desafortunado. Pero también me doy días libres, sin una gota de maquillaje, con el pelo en una moña alta, dejo respirar mi piel , mi pelo y pienso que así mi hijo ve las dos caras de una mujer, que no siempre necesitamos estar súper bien puestas y que con pijama también nos podemos ver bien. Pensando en esto me pregunte ¿Me gusta lo suave que está mi estómago en este momento? No. ¿Pero me obsesiono con eso? No. Me trato como espero que mi hijo trate a una mujer imperfectamente perfecta. Por primera vez, soy mucho menos dura conmigo misma y tengo que agradecer a mi hermoso chiquitín por eso.

Quiero terminar diciendo que hoy puedo decir, que soy feliz que mi hijo llegara a mi como una inesperada y grandiosa sorpresa, porque era él lo que tanto necesitaba en la vida. Cuando me toma de la mano y me dice –mamá aquí- siento que junto a esa manito voy a ir a lugares extraordinarios, sus ojos me transportan a un mundo lleno de colores y los besos que me aprendió a dar, en los momentos más difíciles, con mi cara llena de lágrimas, me dan la fuerza que necesito día a día para poder seguir, mostrarle lo linda que es la vida, que al final nos tenemos los dos y eso es más que suficiente. La maternidad puede ser muy solitaria, pero él me transformó de la manera más extraordinariamente posible y esa es la forma inesperada que la maternidad me ha cambiado.

¡Gracias por chismosear hasta aquí y tomarte el tiempo de leer todo esto que tengo que contar!

Hasta un próximo Caos

Una tal Ana

-los pensamientos y experiencias de las que hable hoy son de una Tal Ana-

 
 
 

1 Comment


oliromero87
Apr 09, 2022

Tqm Ana!!! Me encanta todo lo que escribes!! desde que supe que estabas embarazada,Siempre te dije que todo iba a estar bien !!! No es fácil pero todo siempre esta bien♥️

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