Ser dura conmigo misma

No tuve mucho tiempo esta semana, pero no quería dejar de escribir ya que me hace bien y mi psicóloga me lo recomendó.

Hace algunas semanas me encontré con algunas situaciones que me hicieron sentir que me defraudé a mí misma.

Los detalles de estas situaciones (obvio son varias) son demasiado personales para compartirlas en mi blog. Sólo me siento cómoda confiándoles a ustedes, mis lectores, que sentirse culpable y “darse duro a sí mismo” simplemente es lo peor. Me considero una persona radical y drástica, normalmente no me tienen que preguntar algo dos veces, porque se lo que me gusta y lo que no me gusta, lo que quiero y lo que no quiero y en el momento en que empiezo a cuestionarme algo (a mí misma, mis acciones, mis palabras, etc.) es cuando algo está mal, mejor dicho demasiado mal!

Por lo general, valoro mucho la opinión de ciertas personas en mi vida y a menudo, cuando estoy entre la espada y la pared, les pido consejos. El señor C es al primero que llamo, sin embargo, a veces sus consejos no se alinean con mis instintos y luego me quedo con un conflicto aún más grande dentro de mí.

Sé que estoy siendo bastante vaga aquí, pero básicamente me he encontrado en una situación con diferentes opciones y lo que me queda es un naufragio emocional provocando por mí misma.

Cuando un sentimiento o pensamiento te persigue, pierdes el control de tu capacidad para dejarlo ir o seguir adelante.

Nunca he sido de las que esconden las cosas debajo de la alfombra, pero tampoco soy de las que confronta a otra persona. ¿Acaso soy una hipócrita ambulante o qué? Para ser perfectamente honesta, ni siquiera sé a dónde voy con esto.

Todo lo que sé es que he sido muy dura conmigo misma y me pregunto cuándo es apropiado relajarme y seguir adelante.

Hasta el Próximo Caos

Una Tal Ana

Hay que aclarar, que todos los

pensamientos y

experiencias relatadas son propios de

una tal Ana